Article Elisenda i Maria
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- Títol
- Promoviendo entornos seguros y de buen trato en cinco CRAE
- Subtítol
- Metodología PROTEGEmos
Fragmento del artículo de Elisenda González, Especialista de Protección y Buen Trato, y María Laza, Coordinadora del programa de Protección de Educo, donde se presenta la metodología PROTEGEmos.
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PROTEGEmos es la metodología de Educo para garantizar la protección infantil en las organizaciones donde trabajamos con niños, niñas o adolescentes (entidades sociales, de ocio y tiempo libre, deportivas, educativas y en centros residenciales de menores) y ayudar a cumplir con los requisitos de la ley. Con esta metodología, las organizaciones asumimos la responsabilidad de velar porque los espacios donde realizamos nuestra labor sean seguros, protectores, de buen trato y contribuyan a la realización plena de los derechos de la infancia y la adolescencia.
Nuestra metodología se basa en los estándares internacionales de protección infantil organizacional de Keeping Children Safe y contribuye tanto al cumplimiento de requisitos legales como a la autorregulación.
La LOPIVI se caracteriza por poner el foco en la prevención de cualquier tipo de violencia y abuso hacia la infancia. Así, entre sus finalidades (art. 3) se encuentra la de establecer las medidas necesarias para la creación de entornos seguros, de buen trato e inclusivos en los ámbitos en los que el niño, niña o adolescente desarrolla su vida.
El mismo artículo 3 define “entorno seguro” como “aquel que respeta los derechos de la infancia y promueve un ambiente protector físico, psicológico y social, incluido el entorno digital”.
Asimismo, el buen trato es también un concepto que define la ley: “es aquel que, respetando los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes, promueve activamente los principios de respeto mutuo, dignidad del ser humano, convivencia democrática, solución pacífica de conflictos, derecho a igual protección de la ley, igualdad de oportunidades y prohibición de discriminación de los niños, niñas y adolescentes”.
En este sentido, la protección infantil consiste en la preservación de la integridad de niñas, niños y adolescentes y la promoción de entornos seguros de desarrollo en los cuales se respeten sus derechos fundamentales e interés superior. Esto comprende la implementación de acciones de prevención, detección y respuesta ante cualquier forma de violencia, maltrato, negligencia o explotación. A su vez, la protección infantil organizacional se sustenta en el principio de do no harm (no causar daño) y responde a la responsabilidad que asume la institución, mediante la aplicación de un conjunto de procedimientos, guías y prácticas, para garantizar que su personal, actividades y estructuras funcionales no causen daño ni expongan a la violencia a los niños, niñas y adolescentes, saber cómo actuar en caso de que se den situaciones de desprotección o violencia dentro o fuera de la misma y promover un entorno de buen trato, generador en sí mismo de protección.
Por ello, la protección organizacional de la infancia y la adolescencia en los CRAE implica, en primer lugar, proporcionar un espacio, física, psíquica y emocionalmente positivo, acogedor, inclusivo, sano y seguro; en segundo lugar, reducir y prevenir al máximo los riesgos de desprotección y violencia hacia los niños, niñas y adolescentes tutelados; y, en tercer lugar, no tolerar ninguna conducta violenta, negligente, de abuso, explotación o maltrato, respondiendo de manera adecuada ante cualquier manifestación de este tipo.
Consecuentemente, la adopción de una mirada protectora y la asunción de este rol por parte de todas las personas que integran los centros residenciales es indispensable, especialmente teniendo en cuenta que la infancia que se atiende ya ha sufrido un daño y es especialmente vulnerable. Es necesario apostar por el compromiso individual y organizacional de velar efectivamente por el bienestar de todos los niños, niñas y adolescentes de los centros, que deben ser referidos como "su hogar".