Fragmento del artículo de Daniel Cañero, psicólogo del EAIA de L'Hospitalet de Llobregat, donde reflexiona sobre el uso riguroso de herramientas de valoración de competencias parentales en familias en riesgo social. También describe un proyecto de investigación que tiene la finalidad de ofrecer un instrumento válido y fiable, adaptado al contexto catalán, a los equipos técnicos multidisciplinares (trabajadores sociales, educadores sociales, pedagogos y psicólogos) especializados en la valoración de situaciones de riesgo y desamparo infantil y juvenil en Cataluña. Finalmente, enumera diferentes Programas de Competencias Parentales basados en la evidencia que se están llevando a cabo en Cataluña.
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Introducción
El objetivo de este artículo es reflexionar sobre el uso riguroso de herramientas de valoración de competencias parentales en familias en riesgo social. Se describirá también un proyecto de investigación que tiene la finalidad de ofrecer un instrumento válido y fiable, adaptado al contexto catalán, a los equipos técnicos multidisciplinares (trabajadores sociales, educadores sociales, pedagogos y psicólogos) especializados en la valoración de situaciones de riesgo y de desamparo infantil y juvenil en Cataluña. Finalmente, se enumerarán diferentes Programas de Competencias Parentales basados en la evidencia que se están llevando a cabo en Cataluña.
La evaluación de las competencias parentales de las familias en riesgo social atendidas en los servicios sociales especializados de atención a la infancia es una función imprescindible en el análisis de las situaciones de posible desamparo infantil. También es importante para los psicólogos forenses presentes en los juzgados de familia que elaboran informes periciales sobre la regulación de la guarda y custodia de menores de edad en casos de litigio entre progenitores. Asimismo, es relevante también en los procesos de selección de familias de acogida y adoptivas. A pesar de la importancia de estos procesos de valoración, son escasas las investigaciones que han tenido como objetivo obtener instrumentos rigurosos y adaptados a las características de las familias en riesgo social.
El concepto de competencia parental
Basándonos en los modelos propuestos por Rodrigo y colaboradores (2008), se definen las competencias parentales como ese conjunto de capacidades que permiten a los progenitores afrontar de manera flexible y adaptativa la tarea vital de ser padres, de acuerdo con las necesidades evolutivas y educativas de los hijos e hijas y con los estándares considerados como aceptables por la sociedad, aprovechando a la vez todas las oportunidades y apoyos que les brindan los sistemas de influencia de la familia para desplegar esas capacidades.
El análisis de las competencias parentales es un aspecto fundamental en la exploración sociofamiliar de los casos atendidos en los servicios de protección a la infancia, ya que las dificultades para ejercer la función parental pueden afectar directamente a los hijos e hijas y tener un impacto en su desarrollo. Un adecuado nivel de habilidades de crianza en las figuras de cuidado está correlacionado positivamente con una mayor funcionalidad adaptativa en los niños, así como con un mayor desarrollo y resiliencia (Rodríguez-Góngora et al., 2020). Las competencias parentales son el producto de un ajuste entre las circunstancias psicosociales en las que vive la familia (monoparentalidad, bajo nivel educativo, precariedad económica, etc.), el escenario educativo que los padres han construido para desempeñar su tarea vital (como son las prácticas educativas de los padres en la crianza o qué tipo de supervisión parental realizan, por ejemplo) y las características del niño o niña (dificultades en su desarrollo, discapacidad física o psíquica, problemas de conducta, etc.) (White, 2005). De la misma manera, esta evaluación debe servir no solo para tomar posibles medidas de protección, sino también para la promoción de prácticas de parentalidad positiva y fomentar cambios en las familias en riesgo de desproteger o maltratar a sus hijos (Arranz et al., 2024; Platt et al., 2020).
Posteriormente, esta valoración debe ser recogida en los informes técnicos que pueden llevar a tomar decisiones de gran trascendencia, como la permanencia o no de una persona menor de edad con su familia de origen. A pesar de la importancia para la vida de los niños vulnerables de las medidas de protección que contempla la Ley 14/2010, de 27 de mayo, de los derechos y las oportunidades en la infancia y la adolescencia (LDOIA), se encuentran pocos ejemplos de descripciones detalladas de estas habilidades en los informes técnicos o resúmenes evaluativos de los procesos de estudio sociofamiliares realizados por los equipos técnicos competentes (equipos de atención a la infancia y adolescencia – EAIA – o equipos técnicos de centros de acogida).