Bajo el mismo techo. Esta es la idea con la que se ha gestado el proyecto de la unidad integrada de atención a niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual (Barnahus, la casa de las niñas y los niños). El proyecto comenzó en 2020 en el Complejo Educativo de Tarragona y durante 2024 se ha extendido por todo el país con 13 Barnahus más, uno en cada región y siete en la de Barcelona. Se trata de un proyecto pionero, tanto en Cataluña como en el sur de Europa, que ha desarrollado un equipo pluridisciplinario formado en la atención a niños, niñas y adolescentes de 0 a 18 años que han sufrido violencia sexual.
El modelo Barnahus es un modelo de atención integral a las víctimas, donde todos los departamentos que intervienen en un caso se coordinan y trabajan en unas instalaciones, alejadas de comisarías y hospitales, que permiten crear un entorno amigable para los niños, y niñas. Además, dispone de un circuito cerrado de televisión para grabar el testimonio del niño,niña o el/la adolescente, lo que permite crear una prueba preconstituida. Así, se evita que la víctima tenga que declarar una media de cuatro veces en distintos lugares y ante diferentes personas.
El objetivo principal del servicio es, por tanto, la valoración, atención, tratamiento y seguimiento de cualquier niño, niña o adolescente de la zona que haya sufrido violencia sexual, aunque los profesionales del centro también colaborarán en la prevención y detección de esta lacra.
El centro tiene el aspecto de un hogar para que la infnacia y sus familias lo reconozcan como un espacio amigable que proporciona seguridad y confianza. En el centro trabaja a tiempo completo un equipo psicosocial y, además, hay otros profesionales que se desplazan cuando es necesario o que se conectan por videoconferencia para evitar que la víctima y su familia tengan que recurrir a las distintas instancias que intervienen en estos procesos: comisaría, juzgado, servicio de infancia, centro médico...
Los principales objetivos son dos. Por un lado, procurar que los niños, niñas y adolescentes se vinculen a un binomio profesional, habitualmente formado por un psicólogo o psicóloga y un trabajador o trabajadora social, que se encargan del desarrollo y la recuperación de las víctimas y de acompañar a sus familias en este proceso. Por otro lado, minimizar la contaminación del testimonio y garantizar las mejores condiciones por si el equipo de asesoramiento técnico penal recibe el encargo de realizar una entrevista forense para la prueba preconstituida o declaración judicial.
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